La última vez

 

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Introduction

¿Así que esto era todo?

¿Así es como mi vida acabaría?

Jamás pensé que el buscar la felicidad me ayudaría a encontrar la muerte, pero prefiero morir al haber sido fiel a mí misma, que seguir viviendo bajo las expectativas de los demás.

Me quitaron a mi familia, me alejaron de mis padres y negaron a mis hermanos. Escribieron mi futuro para hacerlo parecer un cuento de hadas. Quizá hayan elegido por mí mi infancia, pero ahora sé lo que hago.

Sé lo que hice.

El calor comienza a llegarme desde mis pies, pero evito bajar la mirada, porque sé que si miro lo que sucede debajo mío me voy a romper. No sacarán ni una sola lágrima mía.

Quiero que sepan que no me arrepiento de mi decisión.

Mis ojos se encontraron por última vez con los de Aleksandrú, quien me mantuvo la mirada durante algunos segundos antes de apartarla y abrazar por la espalda a su mujer.

Su mujer...

Esa debí haber sido yo.

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Chapter 1

El sol comenzaba a ponerse.

La población entera se encontraba en el centro del lugar, dando los últimos detalles antes de que el festival iniciara.

No fue hasta que el sol desapareció detrás de la montaña más alta, dejando al cielo en un intenso color morado,  que las fogatas se encendieron y la música empezó a sonar, dando paso a un baile protagonizado por jóvenes entusiasmados y niños alborotados.

Beltrán, vestido con ropa común, caminaba con paciencia entre la gente mirando con atención a todo y a todos, cin mediar palabras con alguien.

Conocía cuál era su misión allí, él no era de los que desperdiciaban su tiempo.

Horas enteras pasaron tan lentas como el amanecer. Niños y niñas corrían a su alrededor, divertidos por la adrenalina de la poca velocidad que sus cortas piernas les proporcionaban; pero ninguno había llamado su atención.

Con su octava cerveza en mano, Beltrán avanzó hasta una de las pocas fogatas que aún no había visitado.

Estaba tan inmerso en el efecto del alcohol que tardó varios segundos en notar la larga cabellera rubia que revoloteaba alrededor de las grandes llamas del fuego.

Delante de él, en medio de la muchedumbre y bailando al rededor de las llamas, una pequeña niña de corta edad captó su atención.

Sus brazos y piernas eran delgados y cortos, pero a la hora de ejecutar cualquier movimiento eran precisos y eficaces, el largo vestido -para su altura- de color vino resaltaba la blancura de su piel y contrastaba con sus cabellos de oro. Su cara era pequeña en forma de corazón. Sus rasgos eran finos aunque aún estaban redondeados debido a la edad. Su pequeña boca estaba conformada por un par de labios gruesos y definidos que resaltaban en su amplia sonrisa, por encima de ellos se encontraba una nariz pequeña y puntiaguda y más arriba, un par de enormes ojos verdes y profundos hipnotizaban a cualquiera que los viera.

Anonado por la belleza de la niña que no contaría con más de 5 años, Beltrán buscó entre la muchedumbre a la mujer que debía ser su madre. 

No fue difícil dar con ella puesto que era una versión más grande y voluminosa de la niña. Eran idénticas a excepción de los ojos, puesto que los de la madre eran de un azul eléctrico. A pesar de que se notaba joven, la madre de la niña lucía una expresión cansada y abrumada mientras mantenía la mirada fija en una par de niños más grandes que peleaban amistosamente. No le costó adivinar que se trataría de los hermanos de la niña. No eran parecidos en cuanto a las facciones, sin embargo sus caras robaban el aliento al igual que el de la niña. Era difícil pensar en ellos como lo que eran, gente pobre y pueblerina que posiblemente no tendría ni un ápice de educación ni moral. Con semejantes rostros y mejor ropa, fácilmente podrían haberse hecho pasar por gente de la realeza.

El resto del festival Beltrán lo pasó sentado en un tronco seco frente a la fogata donde se encontraba su futura víctima y reina.

Con tanto gentío, mezclarse y seguir a la desdichada familia hasta la choza que llamaban casa fue sencillo y hasta aburrido.

Esperó hasta que la mayoría de las familias hubiesen desaparecido detrás de las puertas de sus hogares para irrumpir silenciosamente en la única choza que tenía en la mira.

Estaba a punto de arrebatarles la vida a cinco personas, y a todas de manera diferente.

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