Keepsake

 

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One of the Pieces:

Jamás se podrían predecir las jugadas del destino. Una llamada logra que la vida de muchos cambie por completo. Una noche helada de enero, una niña de quince años siendo recibida por el calor de un extraño. Un engaño logra una propuesta desesperada y un apretón de manos con una amenaza escondida cierra un nuevo trato. Jane Miller supuso que la peor parte de enamorarse era creer. Porque era como una atadura sin estar amarrado; como estar ciego viendo la realidad pasar por tus ojos. Las personas son pequeñas cajas llenas de cinismo y despreciables mentiras pero ella logró enamorarse de una que estallará como volcán envolviéndola en un mar de problemas que sacaran a la luz los fantasmas de su pasado.

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O N E

Tomé la caja que Carlota me había entregado ayer en la tarde. Era lencería. La etiqueta enmarcaba un Victoria Secret.

El bordado era sumamente delicado de un color azul índigo profundo, dándome a entender que Carlota tomó de su tiempo para escogerlo.

Coloqué la pieza de lencería sobre mi muñeca y esta hace contraste con el color blanco nieve de mi piel. Luego de vestirme fui al tocador y echando un chorrito de crema para el cuerpo, la mezclé entre mis manos y la esparcí por mis brazos, piernas, abdomen, hasta lo que llegué de mi espalda y finalmente el cuello.

Maquillé mis rostro aplicando algo de polvo, delineé mis ojos con negro kohl para luego aplicar unas capas de mascara sobre las pestañas postizas.

El color de mis labios fue reemplazado por un rojo escarlata, algo de rubor sobre mis redondas mejillas y listo. Acomodé mi cabello el cual estaba completamente liso y tomé la chaqueta de cuero color blanco que me llegaba justo a la rodilla. Esparcí algo de colonia por mi cuerpo.

Llegué hasta la puerta de lo que podría llamar mi antigua habitación y le eché un último vistazo, tomé una bocanada de aire y salí. Justo hoy comenzara a escribirse mi futuro.

 

Caminé por el largo pasillo, mis tacones resonaban por las baldosas del lugar, divisé a Isabella y Camille unidas en un abrazo, varios sollozos eran escuchados levemente y un nudo se formó en mi garganta. Me uní al abrazo y este duró lo suficiente como para prometernos un "Jamás las olvidaré" y agradecernos por todo lo que habíamos pasado juntas.

Caminamos hasta el gran salón, allí se encontraban todas las chicas junto con Carlota y Ginna. Las puertas del lugar son abiertas por un grupo de hombres que nos escoltan a unas enormes limusinas. Miro por la ventana, varios autos negros se acomodan a cada lado del enorme aparato en el que encontraba sentada. Uau, estamos más protegidas que el presidente, aunque realmente, toda esta mierda de la seguridad es para que no escapemos.

Los asientos fueron llenados por el resto de las chicas, Carlota entró inesperadamente.

Nos da órdenes de cubrir nuestros ojos con unos pañuelos.

Siento la llegada de alguien más al lugar pero hago caso omiso.

Ahora que mi vista está cubierta, mis sentidos del tacto, olfato y auditivo están trabajando a mil por hora.

Segundos después toman mi brazo, siento que colocan una liga en la parte superior de este. Intento moverme pero la voz autoritaria de Carlota me ordena tranquilizarme.

Mi brazo permanece inmovilizado por varias manos que lo aguantan, se produjo un pinchazo sobre la parte superior de mi antebrazo y este se convirtió en ardor después, gemí. Me están inyectando una mierda.

Sentí como el líquido corrió por mis venas haciendo que ardiera aun más dentro de mí. Segundos después todo comenzó a distorsionarse la poca luz que se filtraba entre los tejidos del pañuelo que cubría mis ojos se volvió más intensa y brillante de lo que naturalmente era. Sentía marearme y todo daba vueltas, cerré mis ojos en un intento fallido de recuperar la cordura pero es imposible.

Recuerdos vienen a mi mente como flashes y de pronto me veo a mi misma callando en un precipicio en donde solo hay oscuridad.

En medio de la oscuridad veo a Camille caminando y tomando de su estomago, intento acercarme a ella pero solo consigo alejarme, Camille gime y vomita, vomita sangre y cae sobre el suelo sufriendo convulsiones.

Mientras me alejo tropiezo con un espejo, veo mi reflejo y este me mira sonriendo, saca un lápiz labial y lo coloca sobre sus labios, se gira de los talones y besa a un hombre con pasión, con fuerza.

El espejo se quiebra y tras de él aparece Isabella siendo descuartizada por Carlota en algún sucio lugar. El rostro de Carlota se distorsiona, sus dientes están afilados y sonríe con hambre de hacer daño, sus uñas se transforman en garras negras, garras llenas de sangre de personas inocentes. Inesperadamente mi padre aparece, tiene las mismas pintas que Carlota lleva, solo que él luce más escalofriante. De su espalda salen alas y de desaparece del lugar luego de un salto. Carlota se acerca a mí y me voy alejando hasta llegar a una puerta.

Al cruzarla me topo bajo el mar. Gente ahogada se encuentran flotando a mi alrededor, entre ellas encuentro a mi madre y a Liam, ambos atados de pies con unas algas, me acerco a ellos y soy atrapada por la muchedumbre de gente muerta que flotaba anteriormente a mi alrededor, nado con fuerza intentando alcanzar la superficie y una mano tira de mi brazo fuertemente.

-¡Miller!- escucho a la lejanía la voz de Carlota y siento que vuelvo a ser yo. Las imágenes y sucesos sobrenaturales de alejan de mi mente y solo me encuentro en un lugar oscuro.

Tengo sueño y mis párpados pesan demasiado como para que se mantengan abiertos, mi cuerpo duele y me pesa aun más mantenerme de pie.

- Cojones Jonny, te dije que no le dieras una dosis tan alta. Está demasiado drogada.- escucho a Carlota nuevamente. Intento abrir los ojos pero solo soy arrastrada a la oscuridad nuevamente.

Siento que dejo de tocar el cómodo asiento para ser tomada como saco de mierda y ser colocada sobre un hombro musculoso. La posición es incomoda pero ni siquiera puedo moverme.

Soy desplazada por esa persona hasta un lugar frío, escucho algunas voces las cuales se me hace difícil reconocer, ¿Mary?, ¿Jessica?, ¿Edith?...

Todas hablan arrastrando las palabras en un intento fallido de comunicarse coherentemente. Siento que me dejan sobre un lugar acolchonado, me sueltan y soy arrastrada por los brazos de Morfeo hacia la oscuridad.

(...)

- Jane...-oí en un susurro y soy sacudida levemente.- Miller- esta vez su voz es más clara pero sigue siendo distante.- me muevo e intento abrir los ojos, los párpados me pesan pero puedo abrirlos, intento enfocar con claridad a un punto fijo pero solo consigo marearme más de lo que estoy.

Mi cabeza late y no puedo controlar mis acciones como es debido. Es como si estuviesen adormecidas, al menos no es nada comparado a como me sentía anteriormente.

- Carlota, aun esta drogada.-escuché con poca claridad y algo distante, pero logré distinguir su voz. Ginna.

-¿Aun?- un asentimiento se escuchó por parte de Ginna.- No importa, es su turno de ser vendida.- sentí cuando me levantaron ejerciendo algo de fuerza y tirando de mi brazo.

Intenté mantenerme sobre mis pies y solo conseguí tambalearme, los altos tacones tampoco ayudaron mucho a la situación. La pared me sirvió de agarré y me apoyé de ella en espera a que se pasara un poco el mareo, mi vista se enfocó en un punto visto del suelo y observaba como se movía acercándose y alejándose por varios segundos hasta que logre mantenerme firmemente sobre mis tacones y poder dar unos pocos pasos.

-¡Ayúdala!- demandó Carlota y segundos Ginna me estaba ayudando a sostenerme y a caminar con más facilidad, sosteniéndole por la cintura y colocando uno de mis brazos por sus hombros.

-Quítale los zapatos, así podrá desplazarse mejor.- dicho y hecho. Ginna me despojó de los finos tacones y sentí las frías baldosas bajo mis pies. Caminé un poco más estable por un pasillo hasta llegar a una puerta color caoba. Mi corazón se aceleró, llegó la hora de decidir mi destino.

La puerta se abrió dejándome ver un cuarto tenue, las luces eran de un rojo opaco al igual que sus paredes excepto una de ellas, esta llevaba un gran espejo, el cual supuse que era una gran ventana a otra pequeña habitación, en la que se encontraban los "socios". Me hizo recordar una estación de policías.

Divise a Jake sentado sobre una de las sillas que estaba en un rincón de la habitación.

- Sin más preámbulos, con ustedes, Jane Miller.- fue lo último que pude escuchar antes de que las luces se apagaran y "stripped" de Shiny Toy Guns, sonara.

Me acerque a Jake, el chico me sonrió y me susurró al oído un "todo va a estar bien, linda. Solo recuerda lo que ensayamos" yo solo me limite a asentir. Me despojé de la blanca chaqueta de cuero dejando mi cuerpo expuesto ante los ojos de los presentes al otro lado del espejo. Entonces Jake colocó una de sus manos en mi cintura mientras yo me inclinaba hacia atrás, casi al momento, su mano libre acaricio mi torso y yo volví a mi estatura estable. Ambos bailamos, el sabía lo importante que era para mí salir de aquí, y estaba tan emocionada como el resto de mis compañeras. A pesar de que no sé a lo que voy a enfrentarme no puedo evitar aferrarme a la idea de que mi comprador sea alguien de bien.

Mi subconsciente se encarga de recordame que el comercio ilegal de personas no es exactamente el negocio más digno del mundo y que,  por lo tanto, los compradores tampoco lo son.

La música acabó.

- Comencemos con la subasta...- la voz de Carlota resonó segundos después de haber culminado mi "presentación" y un ensordecedor pitido se produjo en toda la habitación.

- Cinco 10 mil Euros.- ofreció. Su voz se me hacia conocida.

-10 mil Euros, por parte del señor Coleman, a la una...- pero Carlota fue interrumpida por el irritante pitido y una parte de mi se siente aliviada al saber que Coleman no es el único comprador.

- 13 mil Euros.-ofreció otro hombre.

- 13 mil euros por parte del Sr. Malik a la...- y otra vez produjo el exasperante pitido.

- 15 mil Euros- dijo nuevamente el señor Coleman y me estremecí en la espera de que su contrincante ofreciera más que eso.

-30 mil Euros. Ofreció Malik.

-35 mil Euros.- la batalla entre quién me sometería como sumisa comenzaba a causarme náuseas, los nervios me cal comían y los mareos abundan, sin mencionar que las sustancias que me inyectaron aún corren por mi sangre y no tengo idea de cómo pude hacer una buena presentación.

-50 mil Euros.- habló Malik. Podía sentir las palpitaciones de mi corazón en mi estomago y mi cuerpo comenzó a temblar.

- 50 mil Euros a la una.- habló Carlota.-A las dos-advirtió nuevamente segundos después.- ¡Vendida por 50 mil Euros! Felicidades Sr. Malik.- Raramente me sentí afortunada pero aun así mis ojos no tardaron en cristalizarse, aquí terminaría todo esto, siendo vendida a un hombre que hará de mi lo que sea, un trapo sucio, una porquería. La puerta de la pequeña habitación se abrió, dejándome ver a dos hombres, estos entraron y me tomaron con fuerza de los brazos, empujándome a salir para el encuentro con mi dueño. No puse resistencia, mi destino está decidido, seria aun peor si me opusiera.

Los hombres me encaminaron a una habitación similar a la que me encontraba anteriormente. Ambos hicieron que me arrodillara en el suelo, tomándome del cabello e inmovilizando mis brazos, Carlota me observaba detenidamente, la expresión de felicidad jamás salió de su rostro y rápidamente me alentó a sonreír gesticulando con sus labios que lo hiciera, pero en cambio, me dedique a mantener mi rostro impasible, aún sentía los efectos de la droga en mi cuerpo. La presencia de alguien frente a mi hizo que me paralizara. « ¡Es el!» Mi subconsciente gritó. Observé al hombre de pie frente a mí, vestía elegantísimo, traje gris formal, corbata negra, cabello rebelde, ojos oscuros y brillantes y necesito un segundo para respirar, él sonríe levemente, la hilera de dientes perfectamente blancos, las comisuras de sus labios elevadas, ojos de abundantes pestañas se encogen y me encuentro a mi misma describiéndolo como si fuese lo más sagrado que una madre haya concebido.

-Ven nena, vamos a casa...

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T W O

Me pongo de pie rápidamente y camino por el pequeño túnel que me lleva a la salida, finalmente ha terminado el viaje, he estado sentada en cómodo asiento en primera clase junto a mi guardia de seguridad: Niall Horan. Un atractivo rubio de unos 24 años, cabello desordenado, ojos azules profundos, labios finos, mejillas rosadas y sonrisa de comercial.

Un chico humilde y según él, es la mano derecha del señor Malik, quien no está conmigo porque ha tenido que cerrar algunos negocios allá en nevada, por lo que me ha enviado a Bradford junto a Niall.

El frío comenzaba a intensificarse y las corrientes de viento hacían que mi piel se erizara. Era evidente, había llegado a Inglaterra y noviembre recién comienza, el tiempo invernal ha llagado y yo caminaba por el aeropuerto con sólo una chaqueta blanca de cuero. Una lujosa camioneta se aparcó frente a nosotros, de esta se bajó otro chico aparentando la misma edad del Rubio, este se deslizó fuera del extravagante auto y tomó las maletas que el señor Malik había dejado a cargo de Niall. Y en tan sólo un segundo me encuentro viajando por las frías y desoladas calles de Bradford en una lujosa camioneta en la que podría vivir con las comodidades de una habitación, observo las estructuras de los edificios y casas, e inevitablemente el recuerdo de mi niñez vino sin autorización alguna a mi mente. Recuerdo a mi madre, también a mi hermano Liam muy sonriente mientras comíamos en en comedor. Esto no ha cambiado demasiado, sigue siendo la misma ciudad que dejé atrás hace tres años en cambio yo, soy totalmente distinta a lo que era en aquel entonces.

Estuve en un cautiverio, en donde las chicas son comercializadas cuando cumplen la mayoría de edad. Cada una de nosotras tiene una historia diferente que contar.

¿La mía? Ví a mi familia destruirse en manos del hombre que se hacía llamar mi padre. De alguna forma se deshizo de mi hermano Liam, al cual no he visto en ocho años, se deshizo de mi madre, la cual asesino por sus incontrolables celos y se deshizo de mi. Que me dejó en manos de Carlota en una noche de invierno.

Carlota recoge niñas de todo el mundo y nos educa sumisas. Siempre a la disposición de un hombre y luego nos intercambian por riquezas al cumplir la mayoría de edad.

Pero a pesar de lo horrible que suene, el mayor deseo de todas era que llegara ese día, y justo anoche fue el mío. Ahora estaba en manos de Zayn Malik. Uau, casi parece que haya descubierto el Santo Grial.

Un pitido me arrancó de mis pensamientos y me hizo atender a la pequeña conversación que lleva Niall.

-Señor...-dijo el rubio.

-Horan, estaré llegando exactamente a las tres de la tarde, aterrizaré en el aéreo puerto privado de Bradford.- Su voz me afecta y siento la necesidad de volver a mirarle a esos tan profundos ojos suyos, incluso aún sin poder verlo puedo sentir lo controlador que es. Es un tanto... Abrumador.

«Bipolar» me llamó mi subconsciente yo la ignoro para no abofetearme mentalmente.

-Logan.-llamó

-Señor- respondió el chico al volante. ¡Oh! Ese es su nombre.

- Estas a cargo de Jane mientras Niall está fuera, dile a Colbie que no prepare la cena. Al atardecer es tu deber traer a Jane a la empresa. La quiero aquí antes de que se ponga el sol.

-A sus órdenes...- respondió el chico antes de que la llamada se cortara y me sentí mal por sus empleados. Ha de ser horrible su mal trato y sus órdenes con autoridad y megalomanía. Estoy distraída preguntándome si eso es legal cuando la bocina del auto me saca de mis pensamientos. Un idiota había cruzado en nuestro carril y sentí una muerte aproximada... ¡Oh, Dios! Solté un suspiro.

Me encuentro frente a unos exorbitantes portones de platino inoxidable con paredes de mármol pulido, Logan teclea un código sobre un pequeño panel en la entrada y los portones se abren, dándonos paso a un estacionamiento subterráneo, desde mi posición puedo ver la vigilancia del lugar, las cámaras son visibles en cada esquina del techo del estacionamiento. Mis ojos solo pueden apreciar los lujosos autos estacionados en cada lugar reservado, Logan detiene la camioneta en un espacio del estacionamiento y abre la puerta antes de que yo pueda moverme.

-Srta. Miller.- me tiende la mano y me ayuda a salir de la enorme carroza. Uau, vaya que era lujoso. Niall sacaba un par de maletas con sumo cuidado y las colocaba en el suelo mientras Logan lo ayudaba. Mis ganas de ayudarles fluyeron e inmediatamente me acerqué a ellos, no puedo ver una persona que necesite ayuda y quedarme sin hacer nada.

-No es necesario. Usted no se preocupe.- me sonrió Logan. Otra sonrisa de comercial.

Caminamos hasta el elevador y luego de esperar unos segundos después de oprimir el botón de llamada este se abrió y está revestido completamente de espejos, podía verme en todos los ángulos al que girara mi cabeza. Niall tecleó un indescifrable código en el panel y este se cerró, ascendiendo rápidamente hasta llegar al piso dieciocho. Las puertas del elevador quedan abiertas y caminamos por un largo pasillo con diferentes puertas, supuse que eran más viviendas, Niall se detuvo frente a una puerta y la abrió revelando un enorme vestíbulo color carmín con pinturas abstractas de diferentes colores, lo que le daba un toque elegante, de distinción y delicadeza. Al final de este dos puertas dobles nos dan paso a una habitación inmensa con enormes techos y pisos dimensionales en madera pulida. Es el salón principal. La pared de fondo es completa en vidrio, se puede observar con detenimiento y gracia el hermoso amanecer de BradFord, frente el gran ventanal se encuentra en fino y delicado piano negro y me veo a mi misma pasando mis dedos sobre sus blancas teclas. A la derecha se sitúa un sofá en forma de "U" y frente a él se encuentra una enorme pantalla plasma fijada sobre una chimenea en acero inoxidable. A la izquierda, luego de la entrada, una pared en cristal divide la enorme y moderna cocina del comedor en el que podrían comer cómodamente doce personas, todas las paredes están revestidas de diferentes cuadros abstractos, decorándolos bellamente. Un lugar bastante aséptico y moderno.

Debo admitir que el señor Malik tiene excelente gusto en las decoraciones, la curiosidad me mata y quiero seguir explorando cada rincón de este enorme palacio de marfil. Mi atención se desvió a uno de los cuadros, este estaba colgado en la pared justo al lado de las escaleras. Era una mujer realmente hermosa, tenía una larga melena castaña la cual descansaba en sus hombros desnudos, sus ojos eran color café, intensos y penetrantes y su piel era pálida y delicada, tal cual porcelana. Su cuerpo estaba cubierto por un fino cendal, lo que la hacía estar prácticamente desnuda sobre el diván en el que se encontraba acostada.

- Señorita Miller. -Inesperadamente aparece una mujer de cabello largo y rubio, ojos azules grisáceos, viste de negro con un delantal blanco agarrado a su cintura.

-¿Desea algo de desayunar antes de pasar a su habitación?- mi estómago rugió y me percaté de que tenía un hambre devastador. Asentí ruborizándome, estaba segura de que mi ruidoso abdomen tuvo que haber sido escuchado a dos cuadras de aquí.

-¿Un omelette le parece bien?

-Estaría perfecto.-balbuceo. Minutos después me encontraba sentada en una silla en la barra engullendo el omelette más delicioso que jamás había probado.

- ¿Café? ¿Te? ¿Jugo de cerezas? ¿Agua? ¿Un vaso de leche?- pregunta Colbie, actualmente la muchacha de servicio, esposa Niall.

-Un café.

-¿Algo de crema?

-Suena bien.- luego de unos dos minutos estaba disfrutando de aquel delicioso café, sentía como pasaba por mi garganta calentado mi cuerpo por completo.

- ¿Qué edad tienes?- me atreví a preguntar, los ojos grises de Colbie se posaron sobre mí, si esta chica pasa de los treinta y dos yo soy acróbata.

- Tengo veintinueve.- murmuró con una leve sonrisa.

-¿Entonces eres esposa de Niall?-ella asintió sonriendo aún más, lo hizo desde que mencioné aquel nombre, en sus ojos bailaba la ilusión, se le veía que le amaba con locura.

-¿Hace cuanto están casados?- pregunté y me regañé mentalmente por ser tan curiosa.

- Cumpliremos tres años;- dijo y comenzó a reír negando con la cabeza.- el chico es realmente terco, recuerdo cuando nos conocimos, jamás perdió la oportunidad para flirtear conmigo. Lo consideraba un idiota, apenas tenía dieciocho años cuando comenzó a trabajar para el señor Malik. Fue muy persistente y cometía tonterías para llamar mi atención.- reí levemente, la idea de Niall siendo joven y cometiendo tonterías por la atención de una chica me parecía graciosa. ¿Quién lo diría?, el chico parece muy serio actualmente, al igual que Colbie pero no se porque la chica me inspira confianza, es realmente amable.

Tomo una bocanada de aire para prepararme para la contestación de mi próxima pregunta.

-¿Cómo es él?- pregunté, entonces sentí como el ambiente se puso algo...; tenso. Pasamos de reírnos a hablar sobre la persona que me poseerá.

- Sólo hay que tener algo de paciencia, Jane. Pero es un hombre noble. Algún día lo entenderás todo.- Paciencia... Apenas soy capaz de soportarme, estoy jodida y lo que me espera no va a ser agradable.

Caminé alrededor de la habitación rodeando la enorme cama, las paredes son de un morado claro acompañado de hermosas pinturas y espejos. Mi habitación era grande, tenía un armario con costosos vestidos y zapatos de diseñador, la cómoda tenía un gran espejo y estaba llena de lociones para el cuerpo y perfumes. Tenía mi propio baño, con otro enorme espejo y una tina ovalada gigante. Miré el reloj en la mesa de noche, apenas son las nueve de la mañana así que decidí tomar una ducha y a buscar que usar para dormir. Abrí todas las gavetas de la habitación, encuentro ropa aún con el sello de compra, y me sorprendo al ver el costo. ¿Para qué gastar una exorbitante cantidad de dinero en una simple camisa? Me dispongo a tomar un camisón y me lo pongo antes de acostarme en la enorme cama. Oh my, my, my. Es como el paraíso.

«Vida de doncella siendo una puta» Mi subconsciente dice y yo quiero patearla pero sé que tiene razón. ¿120 mil euros? Es una cantidad realmente exagerada para comprar una puta privada. Oh, pero mira que estoy realmente aliviada con eso. A pesar de saber cual es mi destino aquí, estoy complacida de que haya sido el señor Malik el que me haya comprado, fue como una salvación.

Cerré los ojos y tararee una canción mientras sentía como la pesadez me invadía para luego ser arrastrada a la oscuridad por el sueño.

(...)

Salgo del auto acompañada de Logan quien me abre la puerta para poder entrar al enorme edificio de vidrio y acero, un espejismo edificado, sus puertas cristalinas llevaban impregnadas un "discreto" "Empresas Malik Inc." El vestíbulo está revestido de colores blancos y grises, completamente en vidrio y piedra luciendo frío y respetable. Del otro lado del mostrador me sonríe una inmaculada morena, realmente hermosa. Tras esta se sitúa una pequeña cascada resbalando por la pared de piedra.

-Vengo a petición del señor Malik. Soy Jane Miller.- dije tímidamente y acomodé discretamente la falda de mi vestido. La mujer tecleó varias cosas en su computador y luego me dedicó una sonrisa.

- El Sr. Malik la espera en su despacho. Tercer elevador del pasillo a la derecha, planta 17.- Me tiende a hoja con un listado, la parte superior enmarcando el membrete de la empresa y bajo este, la palabra «Visitante» en letras oscuras y mayúsculas. Le doy las gracias luego de firmar el documento y me dirijo al elevador, este me traslada a la planta 17 a la velocidad de la luz, tan rápido que me provoca vértigo. Mis nervios estaban a flor de piel y mi corazón bombeaba fuerte contra mi pecho, las puertas del elevador se abren y me detengo a observar el vestíbulo. Uau, es hermoso. Me acerqué lentamente al mostrador, una pelirroja se situaba tras este, su cara está cubierta por su cabello rojizo dorado, el cual caía como cascada sobre la blanca piel de su rostro, ella era aún más pálida que yo. La mujer alzó la mirada al notar un presencia, sus ojos encontrándose con los míos, aquel par color aceituna me miraban con fiereza, eran ojos vacíos y tan tajantes como navajas, penetrantes y profundos. Su mirada arrastraba oscuridad y perdición, de alguna u otra forma me hacían sentir inferior. La maldad brotaba por sus poros, aturdiéndome. Llevaba consigo un aura oscura que podía percibirse con tan sólo una mirada.

"Annabell" leí en su tarjeta de identificación fijada en una esquina de su impecable vestimenta en su pecho.

-¿Jane Miller?- preguntó arqueando una de sus perfectas cejas. Su tono de voz es escalofriante.

-Em... Si, vengo a ver a Zayn Malik.- dije en un intento fallido de sonar segura.

-Adelante, la está esperando.- contestó poniéndose de pie y caminando con sus altos tacones hasta dos enormes puertas. Caminé detrás de la pelirroja y esta me dio paso a un enorme despacho. La pared de Fondo se compone de un ventanal con vista a la hermosa ciudad, el resto de estas son de un gris opaco y están revestidas de algunos cuadros abstractos y espejos. Sentado sobre una silla giratoria estaba el Sr. Malik, se le notaba agotado y cansado pero luce realmente guapo.

-Señor Malik...- lo llama Annabell desde la puerta. Él elevó la mirada y sus ojos se toparon con los míos.

"Este es el comienzo" me digo a mi misma.

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